En
1523 llegaron a tierras mexicanas los tres primeros frailes franciscanos y al
año siguiente otros 12. Viviendo en Texcoco visitaron varias veces Tepeapulco,
obligando a los indios a que le prendieran fuego a los templos de su dios
Huitzilopoztli.
Un
tercer grupo de 20 frailes se presentó en 1528, de los cuales dos, fray Andrés
de Olmos y fray Bernardino de Sahagún, fueron destinados a Tepeapulco. A partir
de entonces los evangelizadores franciscanos, levantaron una gran cantidad de
iglesias en la altiplanicie pulquera. Fue tanta la prisa de los frailes por
evangelizar que, en menos de medio siglo, el actual estado de Hidalgo ya estaba
poblado por una treintena de conventos.
La
economía se organizó sobre la base de la encomienda y la explotación minera. La
primera tenía al frente a un español, llamado encomendero, que se apropiaba del
tributo de uno o varios pueblos de indios. Este beneficio podía heredarlo a sus
descendientes.
Algunos
de los encomenderos conocidos en el territorio hidalguense fueron: Pedro de
Paz, en Atotonilco el Grande, Pedro Rodríguez de Escobar, en Ixmiquilpan y
Andrés de Barrios en Metztitlán, quien compartió su encomienda con Alonso
Lucas. Encontramos también en Chapantongo a Hernán Sánchez de Hortigosa, en
Epazoyucan a Lope de Mendoza, en Mixquiahuala a María Carral, en Pachuca al
bachiller Francisco de Sotomayor y Antonio de la Cadena, en Tutotepec a Manuel
Tomás, en Tianguistengo a Alonso Gutiérrez de Badajoz, en Tizayuca a Alonso
Pérez de Zamora, en Tlanchinol a Jerónimo de Medina, en Tulancingo a Francisco
de Terrazas y en Zempoala a Juan Pérez de Gama.
La
minería fue, en principio, la causa fundamental de la colonización. Primero, se
descubrieron las minas de Plomo Pobre en las inmediaciones de Ixmiquilpan y
hacia 1552, aparecieron las de Pachuca y Real del Monte.
Las
fundaciones franciscanas incluyeron
Apan, Tlanalapa, Zempoala y Tulancingo en la parte oriental del Estado; así
como Tula, Tlahuelilpan, Atotonilco de Tula, Mixquiahuala, Tecozautla,
Huichapan y Alfajayucan en el poniente.
Los
agustinos se asentaron por su parte en Atotonilco
el Grande, Molango y Metztitlán a partir de 1536. De allí, se extendieron por
la Sierra Alta y llegaron hasta Huejutla. En la región de las planicies fundaron Acatlán, Singuilucan,
Epazoyucan, Villa de Tezontepec, Actopan, Ixmiquilpan y Ajacuba.
Los
sacerdotes seculares laboraron en una angosta faja de territorio que va desde
Tizayuca, toca Tetepango, Pachuca, Real del Monte, Mineral del Chico y
Yahualica, en plena Huasteca.
Ex Convento San Francisco Tepeapulco Hidalgo México
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