En
la etapa prehispánica, entre la multitud de sierras que forman el Eje
Volcánico, hay pequeñas cuencas rodeadas por cadenas montañosas de cráteres
apagados,
los llanos de Apan y los de San Juan, son las partes más bajas y son ocupadas
por lagos formados con las aguas que bajan de los cercos montañosos. Esta
condición que da a los suelos cierta fertilidad, fue factor de suma importancia
en la ocupación de la zona apanense por diversos grupos de pobladores desde
épocas remotas, quienes dejaron vestigios de su paso en algunos lugares, como
los localizados en la hacienda de Malpaís, en los que se puede observar una
importante población destruida por la erupción del volcán de Cuello ubicado en
las cercanías de ese lugar. Los enormes yacimientos de lava y obsidiana
denuncian que tal erupción debió suceder en épocas muy remotas.
En
un periodo posterior, parece indicar que la comarca fue ocupada por
teotihuacanos, que extendieron sus dominios por el centro del país entre los
siglos 300 a 650 d.C.; tiempo después durante el año 900, esta zona fue ocupada
por Toltecas.
Durante
el virreinato en 1577, Apan comenzó a tener importancia, ya que anteriormente
aparecía como subordinada a Tepeapulco de la que dependía eclesiástica y
políticamente, sin embargo, en ésta fecha se dio una terrible epidemia de
Matlazahuatl acabando con la población de Tepeapulco, lo que motivó al cambio
de residencia del Alcalde Mayor a Apan, la jurisdicción comprendía entonces los
partidos de Tlanalapa, Almoloya y Tepeapulco.
El repunte económico, se hizo sentir en la comarca a partir de la
segunda mitad del siglo XVII, cuando la población indígena empieza a crecer
lentamente a consecuencia de la apertura de importantes mercados para los
productores agrícolas y ganaderos de la región, en sitios como la ciudad de
México, Puebla y Real del Monte y Pachuca.
FUENTE: Enciclopedia del Estado de Hidalgo.
FOTOGRAFÍAS: Hidalgo Tierra Mágica.
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