Debido
a la guerra de Independencia y a otras circunstancias, se arruinaron las minas
de Pachuca y Real del Monte. Su dueño, el tercer conde de Regla, las enajenó a
una empresa británica en 1824. Los ingleses introdujeron el uso de la máquina
de vapor y otras mejoras técnicas. Pero vendieron la empresa a capitalistas
mexicanos en 1849, ante la pérdida de 5 millones de pesos. Más adelante, los
nuevos propietarios lograron un auge en la producción de plata, el más
importante del siglo XIX.
Algunos
años más tarde, en 1853, Santa Anna confinó a Melchor Ocampo en Tulancingo.
Ahí, tuvo oportunidad de transmitir sus ideas liberales a Manuel Fernando Soto,
quien más adelante fomentaría la creación del Estado de Hidalgo.
Fuente: Enciclopedía del Estado de Hidalgo